miércoles, 8 de septiembre de 2010

Gracias por no fumar

Odio el cigarrillo. El olor, el gusto. La sequedad, el calor. Cómo se prende a la ropa, el pelo… quitándole todo rastro de suavidad. Y cómo se arraiga a la vida de las personas. Odio cómo agarran el cigarrillo, entre el dedo índice y el mayor, o –los que son muy originales- entre el índice y el pulgar. Odio esa cara de ‘fuck yeah’ que ponen a veces después de cada pitada, como diciendo “mirá que loco que soy, hago algo dañino para mi salud. Es que soy tan complejo, tengo tantas cosas de las que desquitarme. Yo no necesito a nadie, solo dame un cigarrillo y me banco cualquiera”. Para mí los que fuman son unos débiles, que tienen que tapar con cenizas sus problemas porque no los pueden enfrentar. O en el mejor de los casos, unos inconscientes desconsiderados. ¿Por qué tengo que bancarme yo ese olor infernal? ¿Por qué tengo que soportar ver una colilla por cm² de suelo? A mi parecer, el que fuma en público comete la misma abominación que aquel que decidiera expeler cada gas corporal cuando le brotara. Es el mismo atentado a mis fosas nasales. En realidad, peor; el cigarrillo dura más –hasta una vez apagado- y, hasta donde se, los pedos no provocan cáncer. Y ni hablar de los pelotudos que te queman… Y dejando completamente de lado el tema de su salud; si a vos no te importa la tuya, menos a mí, pero no van a decidir sobre mi salud y convertirme en una fumadora pasiva. El cigarrillo representa un montón de facetas odiosas de las personas: el egoísmo, la desconsideración, la debilidad, la vanidad (porque, cuántos hay que fuman solo porque se ven bien…), y hasta en algunos casos, la falsedad. Odio el cigarrillo, y si pudiera, odiaría a los que lo fuman. Sé que esto es muy duro, extremista y generalista, pero ya tuve experiencias en las que seres queridos fumaban y, créanme, si tuvieran que elegir, antes que con vos se quedan con ese tubito blanco y amarillo. Permítanme ser prejuiciosa y convencerme de que aquellos que fuman no valen la pena. No voy a arriesgarme a querer a alguien que no se quiere a sí mismo, y que difícilmente pueda querer a alguien más.

6 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo.
    Yo por mi parte no los odio, pero los desprecio bastante.

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  2. Neush8/9/10

    A neush le gusta esto (pulgar arriba). Seeee totalmente de acuerdo. Yo padesco todos los días la nube toxica q emana mi señora madre con su compañero de soledades y aliviador de penas. Me molesta mucho la gente que fuma, en particular cuando lo hacen en un espacio cerrado.
    Es como si quicieran matar el tiempo, o aliviar algún dolor, con algo que a la larga los va a matar a ellos y les va a generar dolor.

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  3. Y yo que pense que me iban a crucificar por ser tan dura... ustedes son peores! Jaja
    <3

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  4. Un poco dura para mi gusto, y eso que me encanta que seas prejuiciosa...

    Odio el olor a cigarrillo, pero tambien conozco gente que fuma que son concientes de que hay otros a la que me molesta y pueden permitirse no fumar, para no joder.

    Y si vamos al caso, si no vas a querer a alguien que no se quiere (poniendo de ejemplo al cigarrillo como droga) no vas a querer a alguno que fuma un porro, o toma algo de alcohol (como tequila jaja) algun finde...

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  5. Si, hay excepciones como con todo, pero yo me refería más a la masa o al promedio
    Realmente llegaron a un punto muy invasivo los fumadores, como para que crearan leyes que les restrinjan los espacios para fumar... igual supongo que no llega a ser tan invasivo como para que las hagan cumplir x)

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  6. En este pais, nada "llega a ser tan invasivo" como para que se cumpla todo lo que la ley dice...y el fumar no iba a ser la excepción

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