martes, 5 de octubre de 2010

Desvaríos trasnocheros sin nombre V

Ya no soporto ser así. Me cansé de hacer que las cosas hermosas y buenas de este mundo terminen siendo una pesadilla por el simple hecho de que mi vida no sea tan perfectamente como yo quiero. Mi personalidad es como un barrilete que flota libremente en un lugar lejano y desconocido, un lugar sin límites, un lugar que me cansé de no poder controlarle el clima. Un lugar que yo se que es hermoso, alegre y radiante, pero que de un momento a otro arde en llamas y es invadido por los gritos, para luego terminar siendo solo cenizas, frío, oscuro, inhabitable. Mi cuerpo es transparente como una cortina de agua, que inútilmente intento transformar en hielo, pero siempre va a poder atravesarla lo que esta dentro de mí, hiriendo a aquellos que tengo alrededor y que son lo que más quiero. No puedo negar lo que siento, no lo elijo. Pero tampoco puedo ser de otra forma de cómo me siento, no puedo esconderlo. Entonces, díganme, ¿qué es lo que queda de mí? ¿Qué es lo que queda de aquellos que me aman cuando soy feliz, al momento en que mi barrilete atraviesa los campos de la tristeza, el odio y la soledad?

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