sábado, 22 de octubre de 2011

Noches en Castelar

No se que tendrá la noche que me mueve tanto. Creo que más o menos todos coincidimos con que el clima nos predispone bastante el humor del día. Los días lluviosos bajón, los de tormentas apocalípticas emocionantes, los de cielo continuo plateado embole, los de desborde de sol que con cada rayo te dice 'sentite alegre'. Incluso las breves tardes con infinitas combinaciones de colores románticos. Pero la noche es siempre igual. Todos los días, todos los meses, incluso podría decir que todas las horas. Porque el día siempre te va avisando sutilmente el paso de las horas, pero la noche parece eterna, es lo mismo las 9 que las 4 de la mañana. Y creo que por eso me ofrece un panorama de posibilidades que el día no me da. Siempre apurándome e interviniendo en mis planes según se le cante ayudarme o cagarme la vida. No, la noche está siempre a disposición de lo que quiera hacer con ella, como una hoja de papel en blanco. Será por eso capaz que siento que es tanto pecado no aprovecharla. Y con aprovecharla me refiero nada más ni nada menos que hacer algo durante su transcurso. Sea lo que sea, pero algo que te haga sentir que estás viviendo. Desde salidas multitudinarias y caminatas solitarias hasta relajantes estadías en la cama con libro o control remoto en mano o una inacabable pero llena de orgullo y satisfactoria sesión de trabajo. Siempre uno cuenta con la tranquilidad de que el mundo está dormido y que supone que vos hacés lo mismo, y eso me llena de poder de saber que puedo hacer lo que quiera en el completo anonimato de que no me estén controlando mi calidad, rendimiento o progreso. La noche no juzga, da lugar a los comportamientos más osados y ridículos, o desde otra perspectiva, los más liberadores y creativos. Mientras que el día está cargado de corridas, obligaciones y formalidades. Todos son como deben ser para poder tener un lugar. Y cuando termina su jornada y llega la noche, ahí es cuando se revela como son en verdad y qué tan cansados de sus propias vidas están. Son pocos los que aceptan aventurarse a la novedad. Y el hecho de que seamos pocos los que vivamos en un momento en el que el mundo está destinado a esconderse es su bendición y maldición. Porque en muchas ocasiones agradezco tener esos momentos de tranquila soledad, pero cuando quiero compartirme no es fácil encontrar alguien que viva de la misma manera. Lo que a mí me incentiva a otros les da pereza. Lo que a mí me da curiosidad a otros los aleja. Lo que para mí es suma paz, para otros es miedo e inseguridad. Y así del anonimato paso a la inexistencia de vivir en otro mundo. Aún así, vale la pena ir a contramarcha. Me recuerda que hago mi vida de una forma porque me hace sentir bien y no automáticamente porque así está planteada.

10 comentarios:

  1. Coincido, durante el día siempre hay cosas que hacer, gente hablando, etc.
    Me encanta el silencio de la noche. Es el momento ideal para pensar con total tranquilidad.

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  2. Idem
    pd: linda foto

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  3. Y para viajar, digan lo que digan
    Diganme si cuando empiezan esas nochecitas calurosas veraniegas no se sienten hasta culpables de no salir? :P

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  4. peude ser, puede ser...

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  5. Se sale hoy? _mogo

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  6. No, cuando salí a descolgar la ropa hacía frío :P

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  7. Me acabo de dar cuenta de otra cosa mala de la noche: la gente me obliga a tomar remises :@

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  8. excelentisimo (?)... me encanto lo de que el día hace saber del tiempo mientras que la noche no... y también me gusto mucho la foto :P

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  9. Son las patitas super facheras de Nico :D

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  10. Parece que me estoy cayendo
    Plop!

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